Si revisamos la historia de los pueblos desde su relación con el poder, podemos concluir que a los pueblos Indígenas les urgen liderazgos y aquí en Panamá estamos en condiciones de emergencia. Requerimos de más poder interno y externo para que se nos reconozcan y respeten nuestros derechos.
En este contexto, la democracia consiste en la creación de condiciones que permitan a los pueblos indígenas a ejercer el poder como ciudadanos.
Desde esta perspectiva, el uso de paradigmas indígenas en los análisis sociológicos no es excluyente, pues desde la perspectiva indígena se construyen alternativas no sólo para los pueblos indígenas, sino también para los otros sectores empobrecidos. Damos experiencia de solidaridad, comunitariedad y creación de actividades culturales.
Las alternativas en la historia no son oposiciones binarias y eliminar la discriminación no implica la instauración automática de la igualdad. Las desigualdades sociales, económicas y políticas que sufren los pueblos indígenas no están determinadas por existencia de las comarcas, ni por la pereza de sus habitantes, como suele decirse sino son consecuencias de la conquista y colonización que ha sido subsumido a través de la historia en las estructuras económicas y políticas del país.
Para eso, es importante y urgente la construcción de un nuevo orden simbólico liberador y profundamente democrático desde los pueblos indígenas.
Eso es, usar los conceptos indígenas para analizar la vida y sus estructuras. Así, quiero hablar de “Ayagwale” que significa en lengua kuna el reconocimiento, hermandad y amistad entre los indígenas al percibirse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todos y todas, de diversas maneras, han experimentado la opresión, eso es lo que en teoría la Coonapip y la Conamuip deberían de lograr.
En este proceso, se van construyendo una alternativa compartida y un apoyo para transformar la vida de cada pueblo. Cuando los pueblos indígenas logren ese ayagwale, esa conexión, establecen una afirmación identitaria y se desarrolla una identidad positiva y sólo así es posible superar la carencia de poder de los pueblos y crear espacios de solidaridad.
En los diferentes trabajos de campo que he realizado como sociólogo, he visto los miedos de las mujeres y hombres indígenas, a la libertad, a tomar decisiones, al empoderamiento y el hecho de perder lo poco que han conseguido y es un gran impedimento en la construcción de la autonomía real. No habrá autonomía real en las comarcas indígenas si no se revoluciona la manera de pensar y el contenido de los pensamientos, primariamente. Para ello es importante formular claves revolucionarias, en primer lugar la conciencia, empoderamiento y la identidad como pueblo.
El empoderamiento es una categoría analítica que plantea la necesidad del acceso de los pueblos indígenas al poder, pero no al poder establecido, sino a los poderes positivos para la vida de los pueblos. Se trata de una manera de ser, vivir, pensar, actuar y sentir.
En este sentido, si no se promueven políticas públicas para el desarrollo desde la identidad, el empobrecimiento de los pueblos seguirá agudizándose. Entonces el problema es jurídico, económico, político y cultural. La enorme desigualdad y la exclusión de los pueblos se expresan en deficiencias sociales -educación, salud, empleo-en salarios desiguales, en condiciones desiguales de trabajo. Mientras persista la discriminación, los Pueblos Indígenas seguirán en riesgo, y serán vistos como de menor valor y seguirán considerados minorías en términos cuantitativos y cualitativos.
Vamos todos y todas a fomentar el Ayagwale!!!!.
1 comentario:
Me parecio interesante...un buen articulo...
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