Cuando un antropólogo preguntó a los kuna si ellos tenían cabecillas en el sentido de jefes poderosos, ellos le respondieron:"Por supuesto que tenemos cabecillas. De hecho todos somos cabecillas. Cada uno de nosotros es cabecilla de sí mismo, de su casa y derredor". Y es que las diferencias jerárquicas no son consustanciales a todas las formas de organización social.
He allí el secreto de la revolución Dule. La revolución no la hizo Nele kantule, ni Colman, sino comunidades que se organizaron a través del Onmakeg-Nega. He allí nuestro reto, construir y desestructurar la historia desde la vida de las comunidades y no desde jerarquías de jefes poderosos que es la concepción de los historiadores occidentales.
En este sentido, si lo vemos desde esta perspectiva podemos construir una historia que recoja los frutos de la revolución de 1925 en comunidades relativamente autónomas, desarrollo con identidad y la integración a través de las comunicaciones que nos unen, tecnología que nos da nuevas posibilidades de conocimiento y creatividad y los mercados que penetran todos los espacios sociales.
¡¡¡¡¡He allí nuestro reto!!!! Adelante juventud kuna a empoderar y potenciar a las comunidades locales e indefectiblemente se fortalecerá así nuestros Congresos generales y no al revés!!
Viva la Revolución de 1925
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