RECUPERAR EL PODER
Un sabio coreano decía refiriéndose a los pueblos indígenas que “con demasiada frecuencia sus idiomas se ven sometidos a restricciones o se ven amenazados de extinción, al tiempo que sus territorios se sacrifican para realizar en ellos actividades de minería y de deforestación”.
Indefectiblemente es así. Los pueblos indígenas en la actualidad, dueños de una diversidad de recursos naturales, espirituales y conocimiento tradicional, se han convertido en vulnerables, excluidos y empobrecidos.
Las actuales guerras, el control implantado, y el miedo desatado por los poderosos del mundo, demuestran su desesperación por la pérdida de autoridad sobre la humanidad y las ansias por acumular el capital.
Frente a esto, la sabiduría kuna a través del Palu Wala (árbol de la vida), que es la narración del origen del mundo, ancla el antiguo conocimiento en la realidad, ofreciendo a la vida tantas oportunidades, encrucijadas y deficiencias.
Decía una vez, el sabio kuna, Inakeliginya: “El árbol de la vida nos lleva a fortalecer nuestra identidad y nos permite leer la realidad desde la madre Tierra, y ofrece una nueva forma de libertad y autonomía. Eso nos hace kuna. Es el centro de nuestra vida. Les aconsejo que elijamos sabiamente nuestras posibilidades y que defendamos nuestros sueños. Y que el camino de elección nos conduzca siempre a viajes de la existencia, de la conciencia, de la energía y la lucha por la libertad que nadie puede detener.”
Así es. La sabiduría kuna para desarrollarse necesita de las relaciones espirituales, minerales, humanas y vegetales y una mente despierta, aguda y avispada para enfrentar la realidad injusta: eso es, reconquistar el poder. Si, el poder que fortalezca nuestra realidad y nos haga reconocer y sentir el efecto que ejerce la fuerza de la Madre Tierra en la movilización, levantamiento y transformación.
Cuando prestemos más atención a la Madre Tierra y cuidemos más a ella, en lugar de obsesionarse con guerras y negocios financieros basados en el oro, ríos, coltan y la biodiversidad, sabremos que la transición a una conciencia movilizadora de mayor compromiso con los demás seres ha tenido lugar.
Es hora de gritar: ¡basta ya! Y no hay que temer. El miedo es la peor esclavitud.
Tenemos que defender, fortalecer y reproducir a la Madre Tierra para que tenga más vitalidad, y sea reconocida, admirada y aplicada como un sistema de vida interactivo de formación que nos conecta con capas y realidades multidimensionales capaces de revolucionar esta realidad.
Elijamos sabiamente nuestras posibilidades de vida y no destruyamos nuestros sueños. Que nuestro camino de elección nos conduzca siempre a
viajes con justicia e inclusión. Y que la violencia, discriminación y el afán de acumulación no mate nuestro Mundo.
El despertar de la conciencia no se puede detener. Debemos valorar la vida que estamos viviendo; y estar bien preparados para manejar nuestras opciones. Tenemos que aunar y creer en nuestros derechos para crecer en nuestra fuerza.
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